Culiacán, Sinaloa, vivió una jornada única el pasado 21 de noviembre con la celebración del evento Jalemos con la Banda, una iniciativa que reunió a decenas de músicos sinaloenses y al reconocido chef Miguel Taniyama en el corazón de la ciudad. Al ritmo de canciones icónicas como El Sinaloense y con la preparación del aguachile más grande del mundo, este evento tuvo un claro objetivo: apoyar a meseros y músicos afectados por la violencia que azota la región.
El evento, organizado frente a la catedral de Culiacán, surgió como una respuesta creativa y solidaria a los meses de incertidumbre que ha enfrentado el estado debido al conflicto interno entre facciones del Cártel de Sinaloa, conocido como Los Chapitos y La Mayiza. Desde el pasado 9 de septiembre, esta disputa ha provocado una escalada de violencia que ha afectado a diversos sectores económicos, especialmente el de eventos y entretenimiento.
A lo largo del día, más de 150 músicos de géneros como banda, mariachi y música norteña ofrecieron un espectáculo vibrante para devolverle a la ciudadanía un poco de alegría y esperanza. La tambora y las tubas resonaron como un llamado a la paz, mientras que las familias sinaloenses llenaron las calles para disfrutar de la música en vivo.
Ramón Molina, representante del sector de mariachis, destacó la importancia del evento:Uno de los momentos más esperados fue la preparación del aguachile más grande del mundo, liderada por Miguel Taniyama y un equipo de estudiantes de la Facultad de Gastronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Con una tonelada y media de este platillo tradicional, el chef no solo reafirmó su talento culinario, sino que también envió un mensaje de unidad.
"Este aguachile simboliza lo mejor de Sinaloa: nuestra gastronomía, nuestro trabajo en equipo y nuestra capacidad de levantarnos ante las adversidades. Hoy cocinamos no solo para deleitar, sino para recaudar fondos y apoyar a quienes más lo necesitan," comentó Taniyama.
Porciones de medio litro del aguachile fueron vendidas a un precio simbólico, y todo lo recaudado se destinó a músicos y meseros cuyas familias han sufrido las consecuencias económicas de la violencia.
Además de la música y la comida, el evento incluyó la recolección de despensas, víveres y donaciones económicas. Organizaciones como el Banco de Alimentos y Construyendo Espacios para la Paz se sumaron a la iniciativa, logrando beneficiar a más de 800 familias en situación vulnerable.
"Este es un mensaje claro: Culiacán no se rinde. Queremos nuestras calles llenas de vida, de música, de risas y de esperanza. Hoy demostramos que unidos podemos enfrentar cualquier adversidad," expresó una de las asistentes, emocionada por la atmósfera festiva.El evento, que se desarrolló de las 9:00 a las 17:00 horas, marcó un precedente al celebrarse un día antes del Día del Músico, que cada 22 de noviembre honra a Santa Cecilia. Sin embargo, más allá de ser una festividad, Jalemos con la Banda se convirtió en una protesta pacífica para exigir seguridad y estabilidad en la región.
"La alegría de los culichis no puede ser apagada por la violencia. Hoy cantamos, tocamos y cocinamos para recordar que somos más fuertes que nuestros problemas. Esta es nuestra forma de recuperar nuestra ciudad," declaró Taniyama al cierre del evento.En medio de un contexto difícil, Jalemos con la Banda no solo logró su objetivo de reactivar la economía local, sino que también brindó a la comunidad un espacio de unión y esperanza. Con música, aguachile y el apoyo de la ciudadanía, Culiacán mostró que es posible enfrentar la adversidad con creatividad, solidaridad y pasión por sus tradiciones.
El éxito del evento deja claro que, incluso en los momentos más oscuros, la cultura y la comunidad son herramientas poderosas para transformar realidades.