El doble homicidio de Adilene G. L., de 21 años, y de su pequeña hija Noelia Daylen, de cuatro, ha cimbrado a los habitantes dentro y fuera de Oaxaca.
La mañana del 10 de noviembre, madre e hija salieron de casa como cualquier día. Minutos después, una ráfaga de disparos sacudió la avenida Vicente Guerrero, a la altura de la agencia Guiguyita, en Juchitán. Tres personas quedaron tendidas sobre el pavimento: dos mujeres y un hombre. Entre ellas, la madre de Noelia. La niña no estaba.
La noticia corrió con velocidad por el Istmo. Las redes mostraron su rostro en una Alerta Amber que pedía ayuda para encontrarla. La abuela fue la primera en hablar, grabando un video desde su casa:
“Que me ayuden a encontrar a mi nieta… Quiero que se despida de su mamá.”
Esa frase movió a todo un pueblo.
La Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) activó la Alerta Amber y el protocolo ALBA, desplegando a la Agencia Estatal de Investigaciones, Guardia Nacional, SEDENA, Marina, Policía Estatal y Municipal.
Durante toda la noche, patrullas y binomios caninos recorrieron colonias, veredas y solares baldíos. Drones sobrevolaron los barrios de Guiguyita y La Planta, mientras vecinos y voluntarios se sumaban a pie.
La búsqueda se mantuvo durante la noche y la mañana con recorridos terrestres y filtros de seguridad. Participaron AEI, Policía Estatal, Guardia Nacional, SEDENA y Policía Municipal, con inspecciones en accesos y viviendas cercanas.
La tarde del 11 de noviembre, la Fiscalía de Oaxaca confirmó el hallazgo sin vida de Noelia Daylen “N” en un domicilio de la colonia La Planta. En el sitio fueron detenidas tres mujeres: R. E. B. N. (Edomex), M. G. S. P. y R. I. P. G. (Chiapas). La FGEO las investiga por su participación en la desaparición y homicidio de la menor, y por su posible vínculo con el ataque armado donde murió su madre y dos personas más.
De acuerdo con las primeras diligencias, el caso se relaciona con una célula delictiva con presencia en el Istmo de Tehuantepec. El cuerpo fue trasladado a instalaciones ministeriales para dictámenes periciales, con acompañamiento a la familia.
La investigación integra dictámenes forenses, videovigilancia, rastreo telefónico y peritajes balísticos. Las detenidas permanecen en etapa ministerial a la espera de audiencia de vinculación. Se mantienen operativos conjuntos con Guardia Nacional y SEDENA para ubicar a otros posibles responsables. Peritos trabajan en la reconstrucción de hechos y en la identificación de rutas de traslado desde el punto del ataque hasta el domicilio del hallazgo.
El caso ha sido catalogado como prioritario por el gabinete estatal de seguridad.
La muerte de Noelia Daylen generó una reacción nacional. La etiqueta #JusticiaParaNoelia se volvió tendencia y multiplicó mensajes de dolor y rabia.
La buscadora Ceci Flores escribió:
“Encontraron el cuerpecito sin vida de Noelia… Su único error fue haber nacido en estos tiempos donde el crimen se siente dueño de nuestra vida.”
El activista Adrián LeBarón lamentó la crueldad:
“¿Cómo alguien puede tener la sangre tan fría para matar a una niña de cuatro años?”
Organizaciones feministas de Oaxaca recordaron que, hasta esa fecha, 74 mujeres habían sido asesinadas de forma violenta en el estado, la mayoría sin justicia.
El gobernador Salomón Jara Cruz lamentó el crimen y aseguró que “no habrá impunidad”, ordenando reforzar la seguridad en Juchitán y municipios vecinos, mientras la FGEO mantuvo a su equipo forense en guardia.
El fiscal Bernardo Rodríguez Albores confirmó que la principal línea de investigación apunta a un grupo criminal con operaciones locales, y que el caso se seguirá con prioridad absoluta.
En Juchitán, las luces no se apagaron.
Frente al domicilio donde fue hallada, vecinos colocaron flores, velas y juguetes de colores. Las maestras de su jardín de niños escribieron su nombre con tiza blanca en el suelo.
La abuela permanece en silencio, acompañada por vecinas que se turnan para no dejarla sola.
El nombre de Noelia Daylen ya no pertenece solo a un expediente.
Es símbolo de un país que aún no logra proteger a su infancia.
Una niña que salió con su madre a vivir un día común… y terminó convirtiéndose en un grito de justicia.