
Este martes, el Congreso de la Ciudad de México aprobó una reforma que tipifica como delito el uso de jeringas, agujas o sustancias ilícitas para agredir a alguien en espacios públicos. La pena irá de tres a siete años y medio de prisión, dependiendo de la sustancia utilizada y del daño provocado.
No hubo debate. La propuesta fue respaldada por todas las bancadas.
La iniciativa venía empujada desde hace meses por organizaciones feministas que documentaron casos en el Metro, en conciertos masivos y en antros de la zona centro.
El nuevo artículo se enfoca en un tipo específico de agresión: pinchazos realizados de forma deliberada, en contextos de alta concentración de personas.
El dictamen establece que, si la sustancia es considerada peligrosa, la sanción puede aumentar. También si el ataque se comete contra menores de edad, personas con discapacidad o en espacios cerrados.
En varios casos recientes, las víctimas no pudieron identificar al agresor. Solo sintieron la punción, y después el temor por lo que pudiera haber ingresado en su cuerpo.
En algunos reportes se mencionan efectos de sedación, mareos, adormecimiento. En otros, solo angustia. Muchas víctimas acuden después a hacerse pruebas de VIH, hepatitis y otras infecciones. No todas denuncian.
Las agresiones, hasta ahora, se clasificaban como lesiones simples. En la mayoría de los casos, quedaban sin castigo.
Con esta reforma, los legisladores buscan dar sustento legal para que la Fiscalía capitalina pueda judicializar los casos sin necesidad de que haya heridas visibles o daño físico evidente.
El artículo aprobado ya fue turnado al jefe de Gobierno para su publicación en la Gaceta Oficial.