
En un laboratorio de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), un pequeño cubo metálico de apenas 10 centímetros por lado y un kilogramo de peso concentra tres años de trabajo ininterrumpido, decenas de pruebas y una ambición que parecía reservada para potencias espaciales. Su nombre es Gxiba-1, y este lunes fue confirmado por la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) como el segundo satélite mexicano en la historia que será desplegado desde la Estación Espacial Internacional (EEI)
El primero, el AztechSat-1, también nació en los talleres de la UPAEP y viajó al espacio en 2020 de la mano de la NASA. La noticia, anunciada por el rector Emilio Baños Ardavín y el director de Proyectos Aeroespaciales de la universidad, Eugenio Urrutia Albisua, fue celebrada como un logro para la ciencia nacional y un orgullo para Puebla.
“Solo un satélite hecho en México ha sido desplegado antes desde la EEI, y también fue nuestro. Ahora, Gxiba-1 se convertirá en el segundo, y nuevamente hecho en UPAEP. Esto es un logro no solo para la universidad, sino para el país”, subrayó Urrutia, acompañado por Isaac García Sanabria, estudiante de Ingeniería Aeroespacial e integrante del equipo.
Un satélite para mirar los volcanes de México
A diferencia de su antecesor, cuyo objetivo era validar la comunicación intersatelital, el Gxiba-1 fue diseñado para monitorear volcanes activos desde el espacio. Equipado con una cámara orientada hacia la Tierra, enviará imágenes y datos que podrán ser procesados y compartidos con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED).
En su primera misión, la atención estará puesta en dos gigantes: el Popocatépetl y el Volcán de Colima. Con el tiempo, el sistema podría ampliarse a otros volcanes activos y evolucionar para analizar gases y evaluar riesgos eruptivos, abriendo la puerta a sistemas de alerta temprana en caso de actividad peligrosa.
“En México es muy difícil acceder a este tipo de oportunidades. Este proyecto demuestra que con dedicación y trabajo en equipo se puede lograr lo que parecía inalcanzable”, dijo García Sanabria, quien junto a otros 19 estudiantes y un equipo de entre cinco y siete profesores desarrolló el satélite entre enero de 2022 y mediados de este año.
Tres años de trabajo y pruebas en Japón
El Gxiba-1 es un CubeSat, una plataforma estándar en la industria aeroespacial para misiones científicas y de observación. Su desarrollo comenzó tras ganar en diciembre de 2021 un concurso de la ONU y JAXA. Desde entonces, el equipo trabajó en 11 sistemas distintos, desde la ingeniería estructural y térmica hasta la integración electrónica y la validación de software
El proceso incluyó viajes a Japón para someter el satélite a rigurosas pruebas y certificaciones antes de incorporarlo al módulo japonés KIBO, desde el cual será liberado en órbita. “Trabajar con Japón fue mucho más difícil que con la NASA, pero aprendimos otras formas de hacer las cosas. La experiencia ha sido agotadora, pero muy aleccionadora”, reconoció Urrutia.
Lanzamiento previsto para finales de año
Aunque la fecha exacta depende de la programación orbital de JAXA, el lanzamiento está previsto para octubre o noviembre de 2025, posiblemente desde territorio japonés. La misión coincidiría con celebraciones especiales en ese país, aunque no se descarta que el despliegue se realice desde otro centro espacial asociado a la EEI.
El satélite tendrá una vida útil estimada de un año en órbita, aunque la experiencia del AztechSat-1 —que operó durante año y medio— deja abierta la posibilidad de que supere esa expectativa.
Un impulso para la ciencia mexicana
El gobernador de Puebla, Alejandro Armenta Mier, destacó que el proyecto cuenta con el respaldo de la Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación del estado, y que representa una apuesta por el talento nacional. “Apostarle a la tecnología es apostarle al progreso”, afirmó.
La experiencia de la UPAEP ya inspira a otras universidades mexicanas a abrir programas de ingeniería espacial, y recientemente la institución fue invitada por el Gobierno Federal a sumarse al Proyecto XLI, una constelación satelital nacional en colaboración con la UNAM y el IPN.
En pocos meses, cuando Gxiba-1 cruce la atmósfera a bordo de una nave de carga rumbo a la EEI, no solo llevará cámaras y paneles solares… también viajará la historia de un grupo de jóvenes y profesores que, desde Puebla, han puesto a México nuevamente en la órbita de la exploración espacial.