
Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y el resto de las “corcholatas” caminan sobre los ecos del pasado, y en 85 días se encontrarán con su destino… Sólo habrá un candidato, sólo uno será el sucesor de Andrés Manuel López Obrador… Y la 4-T tiene a todo México en donde quiere… Seducidos por el juego de “futurear”, atentos a cada movimiento de las “corcholatas”... El Presidente y su partido han hecho los amarres de la sucesión, repartido hasta cargos del gobierno que aún no nace… Pero la pregunta que resta es si esos amarres aguantarán hasta la encuesta… Y después… Ayer comenzó la gira de despedida de tres de las seis “corcholatas”… Su gestión terminó un año antes de lo previsto y no hay manera de hacer más, lo que se hizo se hizo y los pendientes ya los resolverá alguien más… No muy conforme, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, dijo que dejará el cargo el 16 de junio y como pendientes deja, por ejemplo, las reparaciones de las líneas 1 y 12 del Metro… Mientras que Marcelo Ebrard entregó personalmente su renuncia al Presidente, dejando sin cabeza a la Cancillería, en medio de un diferendo con el gobierno de Perú y con una sólida pero tensa cooperación con Estados Unidos en lo que refiere al narcotráfico y migración… Por su parte, Ricardo Monreal se llevó hasta la figura del Santo Niño de Atocha que estaba en su oficina del Senado… Le deja a quien lo sustituya temas muy importantes para el país, como decidir el futuro del INAI y las leyes impugnadas del viernes negro en Xicoténcatl… Adán Augusto López aún no se despide, pero estaría sellando su salida en medio de una crisis migratoria y con la seguridad interna en niveles escandalosos por las cifras de homicidio doloso… Pero aquí seguimos, jugando a “futurear” porque nos sentimos en 2024...