Inspirados en protestas globales, jóvenes sin partido ni líderes visibles convocan a una movilización nacional el 15 de noviembre para exigir seguridad, justicia y transparencia.
Lo que empezó como un puñado de chats en Discord hoy amenaza con convertirse en la primera gran movilización callejera de la generación Z mexicana. Miles de jóvenes —nacidos entre 1995 y 2012— se preparan para dejar las pantallas y tomar las plazas públicas bajo una consigna sencilla: “Sin miedo. Sin silencio. Con causa. Sin violencia.”
El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, fue la chispa que encendió un enojo latente: la inseguridad, la corrupción y la sensación de que los políticos —viejos y nuevos— no los representan.
A diferencia de las marchas tradicionales, la llamada #GenZMx no tiene líderes ni voceros. Se organiza a través de canales en Discord, hilos en X (Twitter) y videos virales en TikTok, replicando la estructura descentralizada de movimientos recientes en países como Birmania, Irán, Sri Lanka, Kenia o Serbia.
Su bandera es un símbolo híbrido: la Jolly Roger, inspirada en el anime One Piece, pero rediseñada con un toque mexicano —bigote, sombrero revolucionario y la frase “Viva México Libre”—.
La cuenta @generación_mx, con más de 62 mil seguidores, fue una de las primeras en darle identidad y tono al movimiento. Su manifiesto digital deja claro su propósito:
“No buscamos tomar el poder, sino abrir el cambio para que personas verdaderamente preparadas, éticas y sin vínculos partidistas lleguen a él mediante elecciones limpias.”
Entre sus seguidores hay desde estudiantes y activistas hasta figuras públicas como Ricardo Salinas Pliego y organizaciones ciudadanas como Sociedad Civil México.
En cuestión de días, los hashtags del movimiento se colaron entre las principales tendencias en redes. La indignación juvenil, que antes se expresaba con memes y videos sarcásticos, se transformó en llamados a la acción.
“Estamos cansados de la corrupción disfrazada de progreso y de la violencia que nos roba la tranquilidad”, se lee en su manifiesto.
La convocatoria más fuerte: una marcha nacional el 15 de noviembre, con epicentro en el Zócalo de la Ciudad de México, donde pretenden entregar un pliego petitorio en Palacio Nacional.
El rápido ascenso del movimiento también ha atraído a políticos de todos los colores. Voceros del PAN, diputados del PRI, e incluso figuras de Morena y la oposición han intentado sumarse a la ola juvenil, lo que ha generado tensiones internas.
El panista Miguel de Samaniego, el diputado Carlos Hernández Mancilla (PRI) y la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega son algunos de los que han mostrado su apoyo, aunque muchos jóvenes rechazan lo que consideran “intentos de cooptación”.
El historiador Enrique Krauze también elogió la iniciativa, describiéndola como “una señal de esperanza de que los jóvenes de México están despertando”.
Para los más de 30 millones de jóvenes entre 15 y 29 años que representan el 23 % de la población mexicana, la historia política reciente se ha vivido frente a un monitor: el auge y caída de partidos, la pandemia, el encierro, el hartazgo.
La Gen Z es la que aprendió a estudiar en línea, a informarse por TikTok y a debatir en hilos de Reddit. No ve noticiarios ni lee diarios impresos. Su campo de batalla es el timeline, pero su desencanto es real.
La cita está puesta: sábado 15 de noviembre, 11:00 a. m., Zócalo capitalino.
El lema: “Sin miedo. Sin silencio. Con Causa. Sin violencia.”
Si la movilización logra llenar las calles con la misma energía con que ha incendiado las redes, México podría estar frente al nacimiento de una nueva fuerza social: una generación que, entre emojis y consignas, aprendió que el cambio no se da con likes, sino con pasos firmes.