El homenaje comenzó en silencio, con el sonido de las botas formando fila en el patio central de la Academia de la Policía del Estado. Ahí, frente a compañeros, familiares y mandos de seguridad, fueron despedidas las oficiales Libna Mata Villegas y Gisela Ceballos Quezada, asesinadas el martes pasado mientras realizaban un operativo de tránsito en El Salto, Jalisco.
El pase de lista se escuchó dos veces; las voces se quebraron en la tercera, cuando el instructor respondió “Presentes”.
Las dos mujeres habían servido siete años en la Policía Vial, con expedientes limpios y calificaciones sobresalientes en disciplina y conducta. Esa mañana, coronas blancas rodeaban sus ataúdes mientras los escudos institucionales eran cubiertos con crespones negros. Sus compañeros colocaron sus fotografías y, a un costado, los conos naranjas que utilizaban en cada turno. Fue su último servicio.
Durante la ceremonia, el secretario de Seguridad estatal, Juan Pablo Hernández, confirmó por primera vez que ya existe un objetivo identificado por su probable participación en el doble homicidio. Informó que podría estar vinculado a otro asesinato reciente y que la Fiscalía estatal trabaja con Fuerzas Armadas y corporaciones municipales. También confirmó el aseguramiento de dos vehículos relacionados con el ataque.
El crimen ocurrió la mañana del martes, cuando las oficiales marcaron el alto a un vehículo con vidrios polarizados en la colonia Lomas de San Juan. De acuerdo con la reconstrucción del fiscal Salvador González de los Santos, otro vehículo llegó por detrás y las interceptó. Al menos cuatro sujetos descendieron, las obligaron a subir a otra camioneta y se las llevaron por la fuerza. Horas después aparecieron ejecutadas en la batea de su propia patrulla, entre tambores y conos viales. Tenían impactos de bala en la cabeza.
La Fiscalía indicó que no hay evidencia de represalia personal ni vínculos delictivos. La línea principal apunta a una reacción violenta por infracciones o retiro de placas durante operativos. En las horas siguientes, agentes ministeriales revisaron grabaciones, ubicaron testigos y aseguraron dos vehículos involucrados: uno con daños en parabrisas y defensa, y un Tsuru con polarizado que estuvo en el punto del levantón. Ambos quedaron bajo resguardo para dictámenes periciales. El ocupante del Tsuru fue entrevistado solo como testigo.
Con base en videos y evidencia, el secretario Hernández confirmó que al menos tres personas han sido ubicadas como posibles participantes; no se descartan más implicados.
Tras el homenaje, las familias fueron informadas de las prestaciones que recibirán: seguro bancario por 100 mil pesos; finiquito laboral (en cálculo); seguro por riesgo de trabajo de 2 millones; seguro institucional por 525 mil; gastos funerarios por 60 mil 800; apoyo para vivienda por 450 mil; y un millón de pesos extraordinario otorgado por el gobernador. En total, alrededor de 4.5 millones de pesos para cada familia, además del acompañamiento psicológico, jurídico y administrativo.
Compañeros recordaron a Libna y Gisela por su disciplina, puntualidad y temple en discusiones viales. Una instructora destacó que ambas sobresalieron en patrullaje seguro y manejo de crisis. Durante la velación, elementos viales y municipales montaron guardias de honor. En redes, la corporación publicó un mensaje breve: “Honor por siempre a Libna y a Gisela”.
El municipio de El Salto ha registrado episodios de violencia relacionados con grupos delictivos que operan en los límites con Tlajomulco y Tlaquepaque. Las autoridades no descartan vínculos con células locales que han tenido enfrentamientos recientes con fuerzas de seguridad.
Tras el ataque, se desplegó un operativo reforzado en las colonias San José, San Pablo, Lomas de San Juan y zonas aledañas, con patrullaje aéreo y terrestre. La vigilancia se mantendrá los próximos días.
Libna Mata Villegas y Gisela Ceballos Quezada, quienes ingresaron a la corporación en mayo de 2018, fueron reconocidas por prestar servicio “con compromiso, disciplina y lealtad”.
El homenaje concluyó con un aplauso largo, sostenido, que rompió el silencio. Fue el último acto antes de entregar los cuerpos a sus familias.