
En medio de la transformación histórica que vive el Poder Judicial mexicano, un nombre empieza a resonar con fuerza entre los votantes y académicos del país: Giovanni Azael Figueroa Mejía, abogado constitucionalista, profesor e investigador, nacido en Tepic, Nayarit, hace 46 años.
No es un rostro conocido por la televisión ni por escándalos mediáticos. Su carrera se ha forjado, más bien, en juzgados, aulas y bibliotecas jurídicas. Y es justo desde ahí, desde el rigor académico y el trabajo institucional, donde ha lanzado su propuesta: llevar una visión distinta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Actualmente, Figueroa Mejía coordina el doctorado en derechos humanos en la Universidad Iberoamericana, donde también es profesor de tiempo completo. En ese mismo entorno, ha planteado que la justicia en México necesita un cambio profundo: sentencias más claras, jueces más cercanos a la ciudadanía, y una relación real entre los poderes del Estado para lograr un bienestar común.
Su camino comenzó en la Universidad Autónoma de Nayarit, donde se graduó con honores como el mejor promedio de su generación. De ahí, saltó a la Universidad Complutense de Madrid, en España, donde completó su maestría y doctorado en Derecho Constitucional con las máximas calificaciones.
A lo largo de dos décadas ha ocupado puestos clave en el ámbito judicial: fue secretario de acuerdos en el Tribunal Superior de Justicia de Nayarit, dirigió la Escuela Judicial del Poder Judicial local y colaboró como asesor en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Pero su apuesta más fuerte no ha sido administrativa. Ha sido formativa. Para Giovanni Figueroa, el verdadero poder está en el conocimiento, y en cómo ese conocimiento puede traducirse en políticas públicas más sensibles a las necesidades reales de la gente.
Con esa lógica se registró como candidato en las elecciones judiciales del 2025, en las que por primera vez en la historia de México, la ciudadanía eligió de forma directa a jueces, magistrados y ministros. Aparece como el candidato número 43 en la boleta morada, y ha ganado apoyo en redes, en universidades, y en foros ciudadanos por su perfil sobrio, técnico y crítico.
“No se trata de que el Poder Judicial se acerque a la política, sino de que se acerque a la realidad del país”, ha dicho en distintas entrevistas. Para él, la Corte debe romper con el hermetismo, hablar un lenguaje comprensible y emitir resoluciones que tengan impacto directo en la vida cotidiana.
Entre sus propuestas destaca la necesidad de humanizar el Derecho. En sus palabras: “No puede seguir habiendo justicia sólo para quienes entienden el lenguaje jurídico. La justicia debe ser clara, empática y útil”.
Es también miembro activo del Sistema Nacional de Investigadores, y ha dedicado parte de su carrera a formar cuadros jurídicos en temas como justicia constitucional, derechos de grupos vulnerables y transformación judicial.
La jornada electoral del 1 de junio fue solo el primer paso. Será hasta el 15 de junio cuando se anuncien los resultados oficiales. Pero con miles de votos ya registrados a su favor, Giovanni Azael Figueroa Mejía ya figura entre los perfiles más sólidos para integrar la nueva Corte. Una Corte que, por primera vez, podría abrirle paso a un académico de provincia decidido a cambiar la justicia desde adentro.