Es este el panorama al que nos enfrentamos. Muchos creímos que, pasadas las elecciones del 2 de junio, comenzaría la búsqueda de la unidad nacional por encima de las divisiones partidistas e ideológicas. Pero este fin de semana demostró exactamente lo contrario. El oficialismo es muy poderoso, con un gran respaldo popular, pero también, con enormes cuestionamientos y, algunos actores de la 4T no parecen dispuestos a dialogar. Los opositores están luchando con todas sus fuerzas, pero tampoco tienen una estrategia muy clara para los próximos años. Mientras tanto, además de la Reforma Judicial, el Congreso dominado por el oficialismo deberá analizar otras 19 iniciativas enviadas por el presidente López Obrador. Ojalá que, a partir de ahora, haya más política y menos politiquería. Más argumentos y menos falacias. Más análisis y menos consignas. Porque, aunque los políticos parezcan olvidarlo, México está de por medio.