La serie está ambientada en los 60, por lo que es bien sabido que la moda de ese entonces fue un parteaguas pues se dejaron atrás las crinolinas y las faldas exageradamente acinturadas para pasar al uso de un estilo mucho más bohemio.
El estilo de Beth va evolucionando a lo largo de la serie al igual que ella, de acuerdo con Gabriele Binder, estilista y vestuarista de la serie señala a ‘New York Times’ que aunque parece que la moda y el ajedrez no van de la mano, en realidad los jugadores eligen qué ponerse y por qué se lo ponen.
Les trae buena suerte o una experiencia positiva”.
Binder se inspiró en iconos como Diana Rigg, Edie Sedgwick, así como en los diseñadores Cristóbal Balenciaga y Pierre Cardin, quienes en esa época eran líderes de vanguardia. Asimismo, los looks ocupados por Beth hacen alusión, de manera indirecta, al tablero de ajedrez, portando al final un abrigo y sombrero blancos, siendo referencia a la reina del tablero.
Este también se ve complementado con el maquillaje. Gracias a este su transformación de una huérfana desamparada a una estrella del ajedrez se hace más natural, es utilizado de manera discreta para poder resaltar sus estados de ánimo.