
La tarde del jueves 24 de abril, un hecho violento sacudió a la comunidad católica de Culiacán, Sinaloa. En el estacionamiento de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, conocida popularmente como “La Lomita”, fueron encontrados los cuerpos sin vida de dos hombres dentro de la cajuela de un vehículo abandonado. El hallazgo, ocurrido mientras se celebraba misa dentro del templo, generó consternación entre los fieles y una rápida movilización de autoridades estatales y federales.
El vehículo, un Honda Civic color tinto con placas de Sinaloa, fue reportado como sospechoso alrededor de las 18:00 horas mediante una llamada al 911. Agentes de la Policía Estatal Preventiva, la Guardia Nacional, el Ejército y la Fiscalía estatal acudieron al sitio, donde encontraron la cajuela semiabierta. En su interior, sobresalía una mano humana de una de tres bolsas negras colocadas en el maletero. Junto a los cuerpos fue encontrada una cartulina fosforescente con un mensaje amenazante, presuntamente firmado por integrantes de una facción criminal identificada como “La Mayiza”. Aunque inicialmente se creyó que había tres víctimas, la Fiscalía de Sinaloa confirmó que se trataba de dos cadáveres masculinos distribuidos en las bolsas.
Los cuerpos fueron trasladados al Servicio Médico Forense, donde permanecen en calidad de desconocidos mientras se llevan a cabo los procesos de identificación. La Fiscalía General del Estado abrió una carpeta de investigación para esclarecer el móvil del crimen, sin que hasta el momento se reporten personas detenidas.
La Diócesis de Culiacán emitió un pronunciamiento condenando el suceso, al que calificó como un reflejo del clima de violencia que persiste en la entidad. “Este acontecimiento, además de estremecer a esta comunidad parroquial y a nuestra Iglesia diocesana, vuelve a poner de manifiesto el clima de violencia que persiste en nuestra entidad”, señaló en un comunicado. La Iglesia pidió a los fieles no dejarse vencer por el miedo y mantenerse unidos en oración. “La muerte no tiene la última palabra. Cristo Resucitado ha vencido al mal y nos llama a ser constructores de paz”, agregó.
A este posicionamiento se sumó la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que expresó su solidaridad con la Diócesis de Culiacán y con las familias afectadas. En su mensaje oficial, el Episcopado pidió a quienes siembran el terror “que permitan al Dios de la vida tocar sus corazones” y exhortó a la ciudadanía a no permitir que el miedo venza la esperanza.
El hecho ocurre en un contexto de creciente tensión en Sinaloa, donde desde finales de 2024 se han intensificado los enfrentamientos entre grupos del crimen organizado. La detención en Estados Unidos de Ismael “El Mayo” Zambada —líder histórico del Cártel de Sinaloa— habría fragmentado alianzas y desatado una lucha interna por el control del territorio, provocando una escalada de violencia en diversas zonas del estado, incluida la capital.