
Las puertas de la funeraria Gayosso Sullivan, en la colonia San Rafael, no daban abasto. Desde temprano, una fila silenciosa de vecinos, colegas y funcionarios comenzó a formarse para despedir a Ximena Guzmán Cuevas y José Muñoz Vega, dos de los colaboradores más cercanos de Clara Brugada, asesinados en un ataque directo el pasado martes en Calzada de Tlalpan.
Poco después de las siete de la noche, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México llegó al lugar acompañada de la consejera jurídica Ernestina Godoy. Brugada evitó los reflectores. Saludó en voz baja a los familiares, abrazó con fuerza a los padres de Ximena y permaneció varios minutos frente a los ataúdes.
“Se nos fue parte del alma del equipo. Esta ciudad les debe mucho. Yo les debo mucho”, murmuró al salir de la sala, con el rostro desencajado.
Ambos cuerpos fueron entregados a sus familias tras los dictámenes periciales en el INCIFO. Desde la tarde, el tránsito de coronas, flores, abrazos y lágrimas no se detuvo. Muchos de los presentes eran vecinos de Iztapalapa, la demarcación donde Ximena y José trabajaron años al lado de Brugada, organizando encuentros ciudadanos, mediando conflictos y articulando estrategias territoriales.
Ximena Guzmán era la secretaria particular de Brugada, su sombra en cada evento, la encargada de vínculos con alcaldías, asesores y prensa. José Muñoz fungía como coordinador de asesores, una figura clave en decisiones técnicas y de operación política.
La escena afuera de la funeraria fue de duelo colectivo. Policías capitalinos, legisladores, funcionarios del gabinete y ciudadanos comunes compartieron silencio. Algunos llevaban veladoras. Otros, solo las manos cruzadas.
Mientras tanto, la Fiscalía capitalina continúa con la investigación. Entre los indicios más relevantes se encuentra una motocicleta abandonada, presuntamente utilizada por los sicarios como vehículo de escape. También permanecen bajo resguardo los vehículos involucrados: el de las víctimas y los autos desde los que se habría coordinado el ataque.
Fuentes cercanas a la Fiscalía informaron que los peritos analizan restos balísticos y huellas dactilares en los cristales de ambos vehículos. El objetivo es determinar no solo la identidad de los agresores, sino también si actuaron con entrenamiento especializado.
El dictamen de necropsia ya fue entregado a la Fiscalía de Homicidios en Azcapotzalco. Se espera que en las próximas horas se conozcan detalles sobre los impactos de bala y el tipo de armamento usado.