
Agujeros presuntamente de proyectiles balísticos, tubos acondicionados para hacer ejercicio, fosas tapadas y algunas otras expuestas que son llamados “hornos crematorios” por los colectivos de búsqueda, además de desesperanza y desilusión.
Es parte de lo que el equipo de investigación de La Saga pudo documentar en la visita abierta a la prensa en el Rancho Izaguirre en el municipio de Teuchitlán en Jalisco. Lugar donde, acorde a testimonios de personas presuntamente reclutadas ahí por el crimen organizado, podrían estar sepultadas más de mil víctimas.
Para llegar al ya "afamado" y desafortunadamente nombrado "rancho del terror", fue necesario realizar una travesía de una hora con 10 minutos a bordo de un autobús de pasajeros, desde la ciudad de Guadalajara, hasta la comunidad de La Estanzuela.