Diez días después de perder 4-0 el 'Clásico', el Real Madrid necesitaba algo más que una victoria contra el AC Milan el martes. Necesitaba una actuación contundente que demostrara que el equipo empezaba a compenetrarse, que Carlo Ancelotti tenía las respuestas y que el proyecto liderado por Kylian Mbappé iba por el buen camino.
Sin embargo, la derrota por 3-1 en el Santiago Bernabéu dejó más dudas que certezas. Fue otra muestra de que algo no está bien en el club y una señal preocupante de que los reyes de Europa podrían tener problemas para avanzar en la Champions League, tras acumular dos derrotas en cuatro partidos.
El rendimiento del Madrid recordó la inestabilidad que mostró en su remontada por 5-2 contra el Borussia Dortmund. Pero en esta ocasión, solo se repitieron los aspectos negativos, sin la brillantez que los salvó en esa ocasión. El equipo se fue al descanso perdiendo 2-1 tras una primera mitad desorganizada, sin lograr el empuje necesario para revertir el marcador.
Ancelotti intentó de todo para cambiar la dinámica del partido, haciendo cinco sustituciones en la segunda mitad —incluyendo a Eduardo Camavinga, Brahim Díaz, Dani Ceballos, Rodrygo y Fran García—, pero esto solo añadió más confusión. Aunque el Madrid generó muchas oportunidades (23 tiros, 10 de ellos al arco) y tuvo un xG de 2.44, solo consiguió marcar un gol.
Hubo momentos en los que parecía posible otro resultado, como el gol anulado de Antonio Rüdiger por fuera de juego o una espectacular parada del arquero del Milan, Mike Maignan, a un cabezazo de Brahim Díaz. Sin embargo, la sensación general fue de frustración y desorden. Jugadores como Luka Modric y Jude Bellingham cometieron errores inocentes, mientras que Mbappé, con ocho tiros, no pudo concretar sus oportunidades, terminando con un xG de 0.54.
El Santiago Bernabéu no escondió su descontento. Los aficionados silbaron a Aurélien Tchouaméni cuando fue sustituido en el descanso, reflejando la frustración por la falta de cohesión en un equipo que, sobre el papel, tiene una alineación de élite: con Vinícius Jr. y Mbappé en el ataque, Bellingham y Federico Valverde en el mediocampo, y Rüdiger y Éder Militão en defensa.
La presión sobre Ancelotti continúa aumentando, ya que su equipo ha mostrado actuaciones poco convincentes en la Champions League esta temporada. Aunque lograron una victoria por 3-1 contra el VfB Stuttgart gracias a goles tardíos, y una remontada memorable frente al Dortmund, la inconsistencia ha sido la norma. En Lille, cayeron 1-0 tras desperdiciar varias ocasiones, y contra el Milan, la falta de contundencia volvió a pasar factura.
La llegada de Mbappé, tan esperada y mediática, ha generado un efecto colateral en la dinámica del equipo. La incertidumbre sobre el rol de Vinícius y Bellingham parece haber afectado su rendimiento. Vinícius ha seguido brillando, ganando y anotando un penalti contra el Milan que puso el 1-1 momentáneo, pero Bellingham no ha encontrado su mejor versión esta temporada. Después de haber marcado 13 goles en su debut con el Madrid la temporada pasada, esta campaña no ha conseguido anotar aún.
La defensa del Madrid, que fue una de sus grandes fortalezas el año pasado, ahora se muestra vulnerable. Han encajado 10 goles en sus últimos cuatro partidos. En este encuentro, la portería de Andriy Lunin fue constantemente asediada, en gran parte por la falta de solidez en el mediocampo, lo que dejó expuesta a la línea defensiva. Rafael Leão, del Milan, se mostró especialmente cómodo jugando contra Lucas Vázquez, el lateral derecho suplente del Madrid.
Álvaro Morata, exjugador del Real Madrid, fue otro protagonista al marcar el segundo gol del Milan. Fue su séptimo gol contra su antiguo equipo, habiendo anotado anteriormente con la Juventus y el Atlético de Madrid. Morata jugó un partido completo, retrocediendo y aportando en todas las fases del juego, algo que contrasta con la incomodidad de Mbappé en ese tipo de rol.
El gol de Tijjani Reijnders en el minuto 73 selló el 3-1 y dejó al Madrid sin capacidad de respuesta. Ahora, el equipo deberá esperar un mes para volver a la acción en la Champions League, enfrentando a un Liverpool en gran forma. Pero antes de ese reto, tendrán que lidiar con una pausa internacional y partidos de LaLiga contra Osasuna y Leganés, en los que la presión podría aumentar aún más si no logran corregir el rumbo.