¿Qué pasa por la mente de un adulto cuando le quita la vida a un niño o a una niña?… ¿Cómo reaccionar ante el homicidio de un hijo? No hay palabras para describir los horrores que se vivieron la semana pasada en Taxco, Guerrero… El homicidio de Camila, una niña de ocho años. La desesperación de su familia. Un pueblo enardecido que hizo justicia por su propia mano ante la incompetencia de las autoridades… En el linchamiento de los presuntos culpables, murió la supuesta secuestradora; y sus dos hijos que habrían acudido en su auxilio, resultaron gravemente heridos. Las autoridades municipales se vieron absolutamente rebasadas y el Secretario de Seguridad de Taxco, Doroteo Eugenio Vázquez, revictimizó a la madre de Camila, responsabilizándola del crimen por no haber cuidado a su hija. Mientras, el negligente Gobierno del Estado y de su Fiscalía, no actuó a tiempo y sólo ha respondido con palabras vacías. Pero, sobre todo, lo más terrible y lo más importante, es la ausencia de la pequeña. No debemos olvidar su nombre. Se llamaba Camila y tenía ocho años.