Todas estas medidas parecen estar encauzadas en la dirección correcta y habrá que esperar a ver si dan los resultados que se espera de ellas. Porque para que este Gobierno se pueda considerar verdaderamente feminista es necesario que dejen de matarnos en las calles, que todas las mujeres puedan ejercer plenamente sus derechos, que no haya impunidad para quienes nos violenten y que la paridad que ha llegado a Palacio Nacional, al Congreso de la Unión y a la Suprema Corte de Justica, salga a las calles, recorra las ciudades, se instale en todos los rincones del país y, sobre todo, eche raíces, para que verdaderamente lleguemos todas y para que el tiempo de mujeres haya llegado para quedarse.