Hace 24 horas, el Presidente llegó a un punto sin retorno… Desde Palacio Nacional acusó al Poder Judicial de orquestar lo que llamó un “golpe de Estado técnico”... Se trata de un señalamiento sumamente grave… Pero resulta especialmente peligroso por la justificación que ofrece… En este país, donde la justicia sigue siendo una excepcionalidad, las palabras del Presidente se convierten en un barril de pólvora esperando apenas una leve fricción para estallar… En tiempos donde el hiper-presidencialismo todo lo desea polarizar, y lamentablemente a veces lo consigue, lo más responsable es afinar los sentidos a la hora del debate… Hablar del Poder Judicial en México requiere entender que estamos ante un escenario sumamente complejo, donde ocurren varios fenómenos a la vez y que no son mutuamente excluyentes… Es decir, que pase una cosa no niega la existencia de otra… Por ejemplo, que haya ataques reiterados e incluso personalizados del Presidente contra ministros de la Suprema Corte es una realidad y es terrible que pase… Pero también es real que en México la justicia sigue teniendo marcadores muy evidentes de raza, clase y género… Acceder a la justicia sigue siendo una dura batalla, una excepcionalidad… Porque es negada sistemáticamente a los pobres, los indígenas, las mujeres y otros grupos vulnerables… Ambas cuestiones existen y son parte de la realidad del Poder Judicial…