Después de la sentencia, se hace más evidente que nunca que México necesita replantear su estrategia de seguridad y, sobre todo, acabar con los vínculos entre políticos y criminales, que han permitido que el narcotráfico prolifere en nuestro territorio. También habrá que estar muy pendientes del proceso judicial contra “El Mayo” Zambada porque, después de lo que le sucedió a García Luna, pareciera que nadie es intocable. Y todos nos preguntamos qué otro funcionario público habrá tenido las manos sucias.