
La bruma que cubre el cielo de Yucatán no es niebla, ni humo… es polvo. Viene del otro lado del océano. Desde las vastas dunas del Sahara, en África, una masa de partículas finas ha recorrido más de siete mil kilómetros hasta posarse, silenciosa, sobre el sureste de México.
Este jueves 5 de junio, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) confirmó el ingreso de una nube de polvo sahariano a la Península. La presencia del fenómeno se volvió evidente desde temprano: el cielo perdió su tono azul, la luz del sol se volvió opaca y el aire adquirió una textura seca que se siente en la garganta.
La nube, visible como una bruma persistente en ciudades de Yucatán y Campeche, está compuesta por arena y minerales que fueron levantados por tormentas en el desierto africano, impulsados por los vientos alisios. Cada año, entre mayo y septiembre, el fenómeno se repite, pero no por eso deja de ser llamativo.
“El ingreso de polvo del Sahara a la Península de Yucatán se mantendrá durante este jueves. Las concentraciones son moderadas y no se prevén efectos significativos”, informó el SMN en un mensaje publicado en redes sociales.
A pesar de ello, las autoridades sanitarias locales recomendaron tomar precauciones, especialmente para quienes padecen asma, alergias o enfermedades pulmonares. La sugerencia es evitar actividades al aire libre durante periodos prolongados, cerrar puertas y ventanas, y usar cubrebocas si se necesita salir.
En el norte del país también se prevé el arribo de esta nube. La Agencia de la Calidad del Aire en Nuevo León informó que la masa de polvo podría alcanzar la zona metropolitana de Monterrey durante el fin de semana. Los días más críticos serían el sábado 8 y el domingo 9 de junio.
Mientras tanto, en el Caribe, por donde pasó la nube antes de llegar a México, turistas y residentes ya han sentido sus efectos. En islas como Barbados y Jamaica, se reportaron cielos turbios, ojos irritados y estornudos frecuentes. Las imágenes muestran atardeceres intensamente rojizos y una neblina seca sobre el mar.
En el caso de México, el fenómeno ha provocado una caída ligera en la calidad del aire. Aunque no es una emergencia ambiental, los servicios de salud del sureste mantienen vigilancia activa. La prioridad es proteger a los sectores más vulnerables: adultos mayores, niños pequeños y personas con afecciones respiratorias.
Pero el polvo del Sahara no es solo un visitante incómodo. Investigaciones científicas señalan que también cumple funciones ecológicas importantes. Las partículas contienen hierro, fósforo y otros minerales que ayudan a fertilizar suelos en ecosistemas como la selva amazónica o incluso el océano Atlántico. Además, su presencia puede estabilizar el clima tropical, al secar la atmósfera y reducir la formación de huracanes.
Se espera que esta nube continúe su avance hacia otras regiones del país durante los próximos días. Para mediados de la próxima semana, las concentraciones podrían disminuir. Mientras tanto, los cielos seguirán brumosos, y el aire, aunque cargado de historia geológica, requerirá precaución.