La palabra reliquia viene de restos; la reliquia de los Santos son los restos del
cuerpo o de una vestimenta de quien fuera un “Santo”, es decir, alguien que
vivió en serio en Mensaje Evangélico y se jugó la vida de manera heroica, por el
Señor.
La veneración a las reliquias comenzó a darse muy fuertemente con el culto de
los mártires, durante el periodo de las persecuciones, en las catacumbas.
Las catacumbas eran cementerios donde eran enterrados los cristianos. En ese
lugar se sentían más protegidos para celebrar la Eucaristía y también allí
guardaban celosamente para la veneración de los fieles las reliquias de aquellos
que habían sido martirizados.
Esta veneración de los restos se fue ampliando en la Iglesia a todos los que de
una manera u otra se les consideró “santos”.
Las reliquias pueden ser de tres grados:
1er grado: un fragmento del cuerpo.
2do grado: un fragmento de su ropa o de algo que el santo usaba durante su
vida (rosario, Biblia, cruz, etc.). También objetos asociados con el
sufrimiento de un mártir.
3er grado: cualquier objeto que ha sido tocado a una reliquia de primer grado
o a la tumba de un santo.
Al respecto el Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica prescribe que:
1190 1. Está terminantemente prohibido vender reliquias sagradas.
2. Las reliquias insignes así como aquellas otras que gozan de gran veneración
del pueblo no pueden en modo alguno enajenarse válidamente o trasladarse a
perpetuidad sin licencia de la Sede Apostólica.
Dios puede concedernos milagros por intercesión de los santos, pero más
importante es acercarnos a los santos para inspirarnos en sus vidas e imitarlos
con el deseo de también nosotros vivir en santidad y llegar al cielo.
Después de la muerte de Cristo, los discípulos Simón y Tadeo evangelizaron en
Mesopotamia y en Persia incluyendo la zona de la hoy Armenia.
Judas, en Hebreo (Yehuda), significa alabanzas sean dadas a Dios y Tadeo que proviene
del Arameo, la lengua hablada por Cristo significa «el valiente».
Según la tradición san Judas fue martirizado en Suamir, Persia aproximadamente en el año
62 de nuestra era.
El medallón de Cristo que lleva en el pecho san Judas Tadeo, recuerda que el apóstol portó
el mandylion (la más antigua representación del rostro de Cristo) al rey Alabargo V de Edesa
para sanarle.
Tras su martirio, el rey Acab de Babilonia recogió los cuerpos de san Judas Tadeo y Simón
el cananeo y los llevó desde Suamir en Persia, lugar del martirio, hasta Babilonia.
Durante la invasión musulmana a Babilonia, aproximadamente en el 651 D.C., las reliquias
fueron llevadas a Roma a la antigua Basílica de San Pedro que había construido el
emperador Constantino.
Existe la referencia que en el año 800, el Papa León III le presentó a Carlo Magno las reliquias de los mártires Simón y Tadeo, las cuales son depositadas en la Basílica de San Pedro y otros fragmentos de dichas reliquias en la Basílica de San Saturnino de Tolosa en Francia. Razón por la cual la iglesia celebra la festividad de los santos mártires Simón y Tadeo el mismo día. A partir de ese momento las reliquias permanecen en la Basílica Constantiniana de San Pedro. Y es construida una pequeña iglesia dedicada a San Judas Tadeo, llamada por los lugareños, iglesia de San Tadeo, que pasaría a ser la parroquia del lugar. La iglesia de San Tadeo se encontraba muy cerca de un gran prado de laureles al lado opuesto del mausoleo de Adriano, hoy conocido como Castel Sant’Angelo, cruzando el puente del mismo nombre, en lo que hoy sería la “Via dei Coronari”. Esta zona era conocida como “Laurus”, donde en el siglo XI se construyó una iglesia sobre las ruinas del templo dedicado a la diosa Europa, se le llamo “Sancti Salvatoris de Lauro” que significa: San Salvador de los Laureles. Este templo va a ser importante en la historia de la reliquia de San Judas ya que tras el deterioro y la posterior desaparición de la iglesia de San Tadeo que fuera la parroquia de la zona, esta iglesia llamada por los lugareños de “San Salvatore in Lauro” paso a ser la parroquia oficial y la reliquia de San Judas fue llevada a esta iglesia.
Después del edicto de Milán en el 317 por el cual el emperador Constantino concede la libertad de culto a la naciente comunidad cristiana, se construyen un sin número de basílicas e iglesias en Roma. Atravesando el Tiber, en lo que hoy es el puente de Sant’ Angelo existía un huerto de laureles que daba nombre a la zona “bosque de laureles” en latín Lauri, ahí se encontraba un templo romano dedicado a la dea Europa sobre el cual se construye posteriormente una iglesia llamada San Salvatore in Lauro. Frente a la Basílica de San Salvatore in Lauro en Roma (a la mitad de lo que hoy es Via Dei Coronari) en las cercanías del puente Sant’ Angelo existió una iglesia dedicada a san Judas llamada por el pueblo iglesia de “San Tadeo”. Según consta en la documentación de la época, dicha iglesia será posteriormente la parroquia del lugar desde el 1200 hasta el 1825 y es en esta parroquia donde se veneraba la reliquia del brazo de San Judas Tadeo, que fue entregada al príncipe Orsini por el Papa Inocencio X, cuando las reliquias de los mártires Simón y Tadeo fueron trasladadas de la antigua Basílica Constantiniana y colocadas en la actual Basílica de San Pedro. En el año de 1830 ante el deteriorado estado de la parroquia de san Tadeo, la sede parroquial fue traspasada a la basílica de San Salvatore in Lauro, momento en el cual el párroco de la época Monsignor Sirolli creado posteriormente Obispo, con sumo cuidado trasladó las preciosas reliquias a la parroquia. Al desmantelar el altar principal fue hallada la reliquia del apóstol con la auténtica (documento que daba fe a su autenticidad), la cual fue colocada en un relicario en forma de brazo bendiciendo y desde entonces es venerada en esta Basílica de San Salvatore in Lauro a donde acuden fieles de todo el mundo.
“Comencemos entonces por decir que no es quien vendió a Jesús por treinta monedas. Esto hay que dejarlo bien claro porque muchos de sus devotos aún viven en el error de creerlo el apóstol traidor”. Judas Tadeo es uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús, quien fue conocido como “el hermano del Señor”, por ser hijo de María de Cleofás, pariente de la Virgen María. “Se le representa portando un medallón en el pecho con la imagen de Jesús, ya que se dice que, al ser parientes, eran muy parecidos. De manera que, al portar este escudo en el torso, significa que está anunciando a Jesús”. De acuerdo con la tradición, este santo escribió una carta dirigida a los judeocristianos para prevenirlos del libertinaje. Además de esto, pocas cosas se relatan acerca de él, como que, en compañía del apóstol san Simón, partió a Persia, donde predicaron juntos el Evangelio y fundaron la comunidad cristiana de Babilonia. Ambos murieron mártires en la ciudad de Suanir, linchados por la multitud pagana. ¿Qué se le pide a San Judas Tadeo? Algunos feligreses, al verlo como el santo al que nadie le pedía, comenzaron a hacerle sus peticiones, calculando que tenía pocos asuntos que atender. Además, en Estados Unidos la devoción a este santo se extendió tras la depresión de 1929 y se volvió el santo predilecto de los migrantes europeos, que lo llamaron el ‘santo de las causas difíciles’. En México, en la década de 1980 la devoción a san Judas comenzó a atraer a más y más jóvenes, que prontamente se acogían a su protección. Actualmente, el día 28 de mes — pero principalmente el 28 de octubre– miles de católicos se reúnen en la iglesia de San Hipólito y San Casiano, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, para rendirle devoción, así como en templos que llevan el nombre de este santo. ¿San Judas Tadeo hace milagros? Aunque San Judas Tadeo es considerado el ‘santo de los casos difíciles y desperados’, es erróneo pensar que es él quien obra los milagros, ya que sólo Dios puede concederlos. Dentro de las Celebraciones Eucarísticas los sacerdotes invitan siempre a la comunidad a reflexionar sobre la vida y ejemplo de este santo tan venerado. A través de varios medios, como volantes, pendones y la propia liturgia, se les insiste que ser un verdadero devoto de San Judas Tadeo significa asumir que es una guía para llegar a Jesús, y vivir y proclamar el Evangelio de la forma en que él lo hizo.