
Baila, canta y escucha narcocorridos
El viernes 7 de junio, en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, el diputado local de Movimiento Ciudadano, Luis Octavio Vidrio Martínez, organizó una fiesta privada para celebrar su cumpleaños número 51. Hasta ahí, todo parecía parte de la vida cotidiana de un político local. Sin embargo, la aparición del cantante Chicho Castro, conocido por su repertorio de narcocorridos, y la interpretación del tema “Que empiece el juego” —con referencias directas al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y su líder Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”— convirtieron el festejo en el centro de una controversia política que ha escalado hasta el Congreso del Estado.
En videos que comenzaron a circular en redes sociales y fueron difundidos por Milenio Televisión y el periodista Alex Domínguez, se observa al cantante sirviendo tequila en la boca de algunos asistentes, mientras entona letras que glorifican al crimen organizado. Aunque el evento fue de carácter privado, el contenido de las canciones, así como la presencia de figuras públicas, provocó una ola de críticas por la aparente incongruencia entre el actuar del legislador y la agenda de su partido, que busca precisamente sancionar la apología del delito.
¿Quiénes asistieron a la fiesta?
En la fiesta estuvieron presentes otros legisladores y funcionarios emecistas. Entre ellos, se identificó a los diputados Omar Cervantes, Mónica Magaña, Adriana Medina, Gabriela Cárdenas, Verónica Jiménez, Montserrat Pérez y Celenia Contreras. También asistió el diputado petista Sergio Miguel Martín Castellanos, así como el alcalde de Tlajomulco, Gerardo Quirino Velázquez, su secretario general, Tomás Figueroa, y el tesorero municipal, Christian Castro.
Las diputadas presentes han declarado que se retiraron alrededor de las 18:00 horas, antes de la aparición de Chicho Castro. Lo mismo alegaron Quirino Velázquez y sus funcionarios, quienes también abandonaron el evento previo al espectáculo musical. Pese a esas aclaraciones, la presencia de actores políticos en el evento generó incomodidad al interior del Congreso jalisciense.
La diputada Verónica Jiménez, al ser consultada por medios, lamentó que el festejo de su compañero “se haya manchado” por la controversia, y defendió su perfil asegurando que “Luis Vidrio no es así”. En sus palabras, se busca que la bancada emecista mantenga coherencia con su agenda legislativa.
Perfil del diputado: ¿quién es Luis Octavio Vidrio?
Luis Octavio Vidrio Martínez es abogado de profesión. Egresó de la Universidad Univer, plantel Lázaro Cárdenas, en la generación 1998-2000. Desde noviembre de 2024 ocupa un escaño como diputado plurinominal en la LXIV Legislatura del Congreso de Jalisco, representando a Movimiento Ciudadano.
Antes de su actual cargo, desempeñó distintos roles en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, incluyendo funciones como síndico, asesor de regidores, director de Servicios Municipales y titular del área de Cementerios. Además, es propietario de una cadena de bares llamada “El Búnker”, donde se ha documentado la presentación de intérpretes de corridos tumbados.
De acuerdo con el Sistema de Nómina del Congreso de Jalisco, Luis Vidrio recibe una percepción quincenal de 54 mil 534 pesos con 88 centavos, lo que equivale a un ingreso mensual aproximado de 109 mil 69 pesos. Según información oficial, no recibe ingresos adicionales por concepto de despensas, transporte u otros estímulos.
Sin embargo, su papel como legislador ha sido criticado por su bajo perfil. A siete meses de haber asumido funciones en el Congreso local, no ha subido a tribuna ni ha presentado iniciativas. Su nombre no figuraba hasta ahora entre los protagonistas de la agenda legislativa estatal. Esto ha alimentado la percepción de que su visibilidad pública ha sido más bien accidental… y provocada por el escándalo.
El escándalo: disculpas y contradicciones
Después de la circulación de los videos, Luis Octavio Vidrio ofreció una disculpa pública. Reconoció que se trató de un “error muy lamentable” y admitió que, pese a que la fiesta fue de carácter privado, el mensaje que se transmitió fue equivocado.
“Sé que como figura pública debemos dar el ejemplo”, declaró en entrevista con Telediario Guadalajara. “He hablado con mis compañeros legisladores para que podamos discutir y aprobar a la brevedad posible la legislación que castiga la difusión pública de música, imágenes o mensajes que hagan apología de la violencia”.
Vidrio insistió en que él no contrató al cantante Chicho Castro y aseguró que no está familiarizado con los “corridos tumbados”. Sin embargo, también reconoció que el tipo de música interpretada en su festejo entra en conflicto con la agenda que impulsa el gobierno estatal.
¿Habrá consecuencias?
Hasta el momento, no hay una sanción administrativa o legal en curso contra el diputado Vidrio, ya que no se incurrió formalmente en una falta o delito, al tratarse de un evento privado. Sin embargo, la presión social y política ha obligado a abrir el debate sobre los límites entre lo público y lo privado, particularmente cuando se trata de figuras de elección popular.
Legisladores de su misma bancada han expresado su incomodidad por lo ocurrido. Incluso el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus Navarro —también integrante de Movimiento Ciudadano—, lamentó el caso y pidió que una vez que “le pase la cruda moral” al diputado, se avance en la aprobación de la reforma que prohíbe los narcocorridos en espacios públicos.
La prohibición de narcocorridos en Jalisco
Desde marzo de 2025, el gobernador Lemus firmó un decreto que prohíbe la presentación de artistas que hagan apología del delito en eventos financiados con recursos públicos. La medida fue aplicada en recintos como el Auditorio Telmex, palenques y plazas de toros.
El contexto inmediato de esta reforma fue la polémica desatada por la agrupación “Los Alegres del Barranco”, que durante sus presentaciones proyectaron imágenes de “El Mencho” e interpretaron canciones como “El Dueño del Palenque”, lo cual motivó la apertura de cinco carpetas de investigación y la suspensión de conciertos en la entidad.
Ahora, con la controversia del diputado Vidrio, el debate sobre la apología del delito y los narcocorridos se ha reavivado con mayor fuerza, evidenciando la tensión entre libertades culturales y la responsabilidad pública de quienes legislan.
Mientras tanto, el caso de Luis Octavio Vidrio se ha convertido en un ejemplo simbólico de la incongruencia política en tiempos donde los símbolos y la narrativa pesan tanto como los actos.