El domingo por la mañana, un trágico episodio sacudió la comunidad de Cuxtitali, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Durante la celebración de una misa, el presbítero Marcelo Pérez Pérez, ex párroco del conflictivo municipio de Simojovel, fue asesinado a balazos. Según los informes, el ataque fue perpetrado por el grupo conocido como los Motonetos, en el contexto de la creciente violencia en la región.
El contexto de la violencia en Chiapas
Chiapas ha sido escenario de tensiones crecientes entre grupos criminales y paramilitares. El asesinato del padre Marcelo Pérez ocurrió en un entorno de conflictos armados en la región, destacando el enfrentamiento reciente entre los Motonetos y el grupo paramilitar conocido como El Machete, que se ha levantado en armas en el municipio de Pantelhó. El padre Marcelo era conocido por su labor pastoral en Simojovel, donde denunció activamente las injusticias y los abusos del crimen organizado en la región, lo que lo convirtió en una figura de referencia en la lucha por la paz en las comunidades indígenas.
El grupo paramilitar "El Machete" surgió en 2021 como una respuesta de autodefensa a la violencia de organizaciones criminales en la región de Pantelhó. Este levantamiento armado fue una forma de protección comunitaria ante la incapacidad del gobierno de garantizar la seguridad. A medida que el conflicto armado se ha intensificado, las comunidades de Chiapas han quedado atrapadas entre dos fuerzas: los Motonetos, una organización criminal que ha operado impunemente en la zona, y El Machete, cuya presencia está motivada por el deseo de defender a los pueblos indígenas.
El papel de Marcelo Pérez Pérez
Marcelo Pérez, un férreo defensor de los derechos humanos y la justicia social, ganó notoriedad durante su labor en Simojovel, una región profundamente afectada por el narcotráfico y la corrupción. Desde su llegada en 2013, Pérez fue una voz crítica contra el crimen organizado y trabajó para organizar a las comunidades locales en su lucha contra la violencia, la explotación y las injusticias.
Su incansable activismo lo convirtió en un blanco de los grupos delictivos, quienes veían su trabajo como una amenaza directa a sus operaciones. En múltiples ocasiones, el padre Marcelo denunció amenazas contra su vida, pero continuó su labor pastoral con valentía, destacándose por su compromiso con las comunidades más vulnerables de Chiapas.
El asesinato del padre Marcelo no solo es un golpe devastador para su comunidad, sino que también representa un reflejo preocupante de la creciente inseguridad que se vive en el estado. La región de Los Altos de Chiapas, donde se ubica San Cristóbal de las Casas, ha sido testigo de una escalada de violencia en los últimos meses, con enfrentamientos entre grupos armados que han dejado decenas de muertos y desplazados.
Este domingo en la mañana, mientras oficiaba misa en el barrio de Cuxtitali, el presbítero Marcelo Pérez Pérez, ex párroco de Simojovel, fue asesinado a balazos. El ataque, presuntamente cometido por el grupo conocido como los Motonetos, ocurrió en el contexto del levantamiento… pic.twitter.com/eSbIqXQJIN
— Adela Micha (@Adela_Micha) October 20, 2024
Las repercusiones y la respuesta de la comunidad
La noticia de su muerte ha provocado una ola de indignación y dolor en las comunidades indígenas y entre los defensores de derechos humanos en todo el país. Organizaciones civiles, religiosas y de derechos humanos han condenado el asesinato, exigiendo justicia para el padre Marcelo y una intervención urgente del gobierno para frenar la violencia que sigue afectando a Chiapas.
La Diócesis de San Cristóbal de las Casas, a la que pertenecía el padre Marcelo, emitió un comunicado condenando el ataque y calificando su muerte como un "martirio". La iglesia recordó la dedicación de Pérez Pérez a la paz y la justicia, subrayando su compromiso con los pueblos originarios y su papel crucial en la defensa de los derechos humanos.
El asesinato ha desatado un llamado a las autoridades locales, estatales y federales para que intervengan de manera efectiva en la región y pongan fin a la violencia que ha devastado a tantas comunidades. Sin embargo, la presencia del crimen organizado y la falta de una respuesta contundente por parte del gobierno han dejado a muchos con la sensación de que el estado de Chiapas está siendo abandonado a su suerte.
Un futuro incierto
El ataque contra el padre Marcelo Pérez Pérez es un recordatorio trágico de la impunidad con la que operan los grupos criminales en muchas partes de México. Mientras las comunidades siguen luchando por la paz, la muerte de figuras como el padre Marcelo destaca la necesidad urgente de fortalecer las medidas de protección para los líderes comunitarios, religiosos y defensores de derechos humanos en todo el país.
El legado del padre Marcelo perdurará en la memoria de quienes lo conocieron y trabajaron con él en la búsqueda de una Chiapas más justa y pacífica. Su asesinato, sin embargo, pone en evidencia la urgencia de abordar las raíces del conflicto armado y la violencia en la región, antes de que más vidas se pierdan en la espiral de violencia que sigue afectando al estado.