
Una flor naranja, una pista escondida en un doodle de Google, un vestido de plumas en homenaje a Tropicana y un mensaje en redes que anticipaba un viaje musical profundo: así fue la entrada de Tropicoqueta, el quinto álbum de estudio de Karol G, lanzado este 20 de junio bajo los sellos Bichota Records e Interscope. El disco —que contiene 20 canciones y cinco colaboraciones— se perfila como una “carta de amor” a la música popular latinoamericana, en palabras de la propia artista, pero también como el disco más criticado de su carrera por la imagen que proyecta de la mujer latina.
El disco: un homenaje tropical y una búsqueda personal
Karol G, originaria de Medellín y con 34 años cumplidos, no solo canta en Tropicoqueta. Reconstruye, revisita y versiona géneros que marcaron su infancia y adolescencia: el vallenato de la costa caribe colombiana, el merengue dominicano, la bachata de despecho, el mariachi mexicano, la cumbia villera argentina. “Este álbum es alma, es memoria, es alegría, es fiesta, es identidad”, escribió en su cuenta de Instagram días antes del estreno.
La canción Coleccionando heridas, en dueto con Marco Antonio Solís, es una de las más emotivas: “¿Será que se quedó el amor en otros tiempos?”, le canta ella, mientras él responde: “yo sí siento todavía”. Con Amiga mía, junto a Greeicy, la narrativa del desamor se traslada a la bachata, mientras que No puedo vivir sin él suena a vallenato clásico. El cierre, Viajando por el mundo, en colaboración con Manu Chao, es el tema más contemplativo del disco: “Voy a gozar la vida mientras respiro, contar historias y no tiempo perdido”.
La estética del álbum también se ancla en la cultura visual tropical: en la portada aparece Karol G sentada sobre tres congas, con un bikini naranja, evocando los años dorados del cabaret caribeño. En el videoclip de Tropicoqueta, la canción homónima, se la ve con plumas, tambores y escenografía inspirada en el cabaret Tropicana de La Habana. Un desfile visual que conecta con el trópico, lo popular y lo femenino.
La canción 13: un enigma oculto en Google
Desde el inicio de la promoción, Karol G dejó abierta una incógnita: ¿qué contiene la canción número 13? En el listado oficial del álbum, ese tema aparecía en blanco. Pero sus fans no tardaron en detectar una pista inesperada: al buscar el nombre de la artista en Google, aparece una flor naranja. Si se hace clic sobre ella, redirige a un doodle que, al ingresar, despliega fragmentos visuales y musicales que remiten a lo que sería el track oculto.
Esta dinámica digital generó múltiples interpretaciones entre sus seguidores, quienes especularon sobre posibles colaboraciones sorpresas o un mensaje íntimo. Aunque la canción fue revelada posteriormente como parte del álbum completo, el juego de pistas confirma que Tropicoqueta no es solo un disco: es una estrategia narrativa de largo aliento, donde cada elemento visual, auditivo y simbólico tiene una función.
La polémica: crítica por sexualización y estereotipos
No todo ha sido celebración. El videoclip de Latina Foreva, uno de los sencillos promocionales del disco, desató una ola de críticas por parte de feministas, académicas y organizaciones sociales, quienes denunciaron que la canción refuerza estereotipos hipersexualizados de las mujeres latinoamericanas.
Con frases como “teta y nalga, teta y nalga” y referencias a “planetas que ni la NASA conoce”, la letra fue considerada por activistas como una exaltación del cuerpo femenino como mercancía. La escritora Carolina Sanín escribió: “Nunca había visto publicidad directa de la prostitución de mujeres latinoamericanas y la trata, hasta el nuevo video de Karol G”.
El contexto no es menor. Medellín —ciudad natal de la cantante— enfrenta una grave crisis de turismo sexual y explotación de menores. Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, es una de las ciudades con mayor incidencia en Colombia de trata con fines sexuales. En ese entorno, señalan las críticas, promover narrativas de exotismo hipersexualizado tiene consecuencias concretas.
La discusión no es nueva. Ya en 2023, Karol G enfrentó fuertes cuestionamientos por la canción +57, que fue considerada insensible por aludir —según se interpretó— a la explotación sexual infantil. En aquel momento pidió disculpas públicas. Con Latina Foreva, los críticos esperaban una evolución en el discurso. Pero para muchos, la canción repite fórmulas y estéticas que cosifican.
Entre el empoderamiento y la contradicción
Karol G ha hablado abiertamente del machismo en la industria musical. En una entrevista con El País en 2017 afirmó: “Ya no hablamos de un género urbano liderado por hombres. Las mujeres estamos logrando un espacio importante. Lo único que no hemos podido eliminar es el machismo: el hombre puede decir lo que quiera, pero la mujer se tiene que cuidar de todo”.
Esa doble vara parece mantenerse. A pesar de que muchos artistas masculinos perpetúan narrativas similares o peores, el escrutinio recae con mayor intensidad sobre figuras femeninas. Sin embargo, el debate es más profundo: ¿puede una artista hablar de sexualidad sin caer en el discurso del deseo masculino? ¿Hay espacio en el reguetón para el empoderamiento sin hipersexualización?
“Tropicoqueta podría haber sido un himno de libertad femenina”, escribieron críticos en medios colombianos, “pero termina atrapado en los clichés del género”. Aun así, reconocen que Karol G ha logrado construir un imperio musical con independencia creativa, presencia global y capacidad de liderazgo en un género históricamente masculino.
Campaña de expectativa: del documental a las telenovelas
La promoción de Tropicoqueta comenzó mucho antes de su anuncio oficial. Algunos fans la sitúan en el preestreno de su documental Mañana fue muy bonito en Netflix, el 30 de abril. Allí, la artista apareció con un nuevo look: cabello castaño claro, vestuario naranja y estética tropical.
Desde entonces, Karol G sembró pistas visuales y sonoras: el lanzamiento de Latina Foreva, publicaciones en redes dominadas por tonos cálidos, y finalmente, un video inspirado en telenovelas mexicanas en el que actúa junto a Anahí, Ninel Conde, Gaby Spanic, Azela Robinson e Itatí Cantoral. Todo fue parte de una narrativa planificada: cada publicación, una miga de pan hacia el gran lanzamiento.
¿Y ahora qué?
Tropicoqueta tiene el desafío de no quedar opacado por Mañana Será Bonito, el álbum que le dio a Karol G un Latin Grammy, una gira mundial sold out, y consolidación internacional. Este nuevo disco busca reconectar con lo esencial: la raíz, la infancia, el ritmo, el calor del trópico. Pero también carga con la exigencia de una audiencia más crítica, más global y más consciente.
Mientras las canciones se bailan en América Latina y comienzan a ocupar espacios en los rankings globales, las preguntas quedan abiertas: ¿cómo equilibrar tradición e innovación? ¿Cómo rendir homenaje sin caer en caricatura? ¿Y cómo narrar el cuerpo femenino sin repetir el guion que ya se ha denunciado tantas veces?