A través del programa Venga la Alegría, el actor reveló algunas capturas de pantalla de su celular, en las que sigue asegurando que la actriz consume drogas y que además le ofreció dinero para que no hiciera público el altercado que tuvieron.
Por su esto fuera poco, el histrión manifestó que esta no sería la primera vez que la artista golpea a una de sus parejas, pues contó que a un ex novio de nombre Roly también lo agredió físicamente en su momento. “A ese lo sacó de su casa aventándole su maleta y ropa desde la recámara, y hasta rompió el vidrio que tiene ahí”.
Finalmente, Islas aseguró que su única intención es dar a conocer que, así como hay hombres que maltratan a las mujeres, también existen mujeres que agreden a los hombres.
Durante la entrevista que concedió, Jonathan dijo que a pesar de que la gente le diga ‘maricón’, ‘chillón’ o ‘mandilón’, él no se arrepiente de haber denunciado a Fabiola públicamente. “Yo fui un hombre violentado por su pareja, el único con sangre soy yo. Y aunque Fabiola no se canse de decir otra cosa, yo tengo la conciencia muy tranquila”.
De acuerdo al artista las cosas no sucedieron como Campomanes contó, y es por ello que decidió contar “la verdad” de los hechos. “Un amigo me pidió que lo acompañara a una fiesta y yo accedí. Para mi sorpresa, cuando llegué, la vi bailando con unos hombres, y me molesté, no me gustó ver a mi novia con alguien más. Me acerqué a donde estaba y de inmediato me di cuenta de que estaba bastante tomada. (Ella) se molestó mucho, no me dijo nada, pero me presentó con sus amigos diciendo: ‘Él es Jonathan’, y yo terminé la oración diciendo: ‘Sí, su novio’; ella torció la boca y se fue a sentar con una de sus amigas”.
Asegurando que hay filtros de seguridad en la casa de Fabiola y si ella lo hubiera pedido él no habría entrado, Jonathan continúo: “Ya en su casa, nos subimos a su habitación, estábamos cansados y pensé: ‘Mañana hablamos’, entonces, así vestido y como estaba, me acosté en la cama y me quedé dormido. En la mañana sólo sentí que me aventó una bolsa de plástico, me desperté y ella gritaba: ‘Lárgate de mi casa, esto ya terminó’, y cuando intenté levantarme, me golpeó con el puño cerrado en la boca. Me levanté de inmediato para buscar mis cosas e irme, porque no paraba de insultarme y gritarme que me largara, que todo ya se había acabado, entonces abrí un cajón y fue cuando vi su mariguana y sus pipas, se puso como desquiciada y corrió hacia la calle; yo creo que se le cruzaron los cables”.