
El bolsillo de los mexicanos volvió a resentirse. Mayo cerró con una inflación anual de 4.42%, la más alta en lo que va del año, y con ella, llegaron incrementos que afectaron desde los alimentos básicos hasta los planes de fin de semana.
Uno de los mayores golpes lo dio el precio del pollo, que registró un incremento de más del 10% en solo un mes, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). A ese aumento se sumó el del jitomate, que volvió a encarecerse luego de un repunte ya significativo en abril. Comer carne de res también resultó más costoso y, para rematar, ir al cine —una de las salidas más comunes entre familias y parejas— se volvió un lujo: los boletos subieron más de un 15%.
Y si alguien pensaba que al menos las frutas podían ser aliadas para enfrentar el alza en los precios, la realidad tampoco ayudó mucho. La papaya fue el producto que más se encareció durante mayo, con una subida cercana al 20%, mientras que otros alimentos como el chayote, la guayaba y la naranja también incrementaron su costo.
Este panorama se suma a cuatro meses consecutivos de aceleración inflacionaria. Después de haber cerrado enero con una baja alentadora, la inflación fue subiendo mes con mes: febrero se colocó en 3.77%, marzo en 3.80%, abril en 3.93% y finalmente mayo cerró en 4.42%, fuera del rango objetivo del Banco de México, que busca mantenerla en 3%, con un margen de tolerancia de un punto.
A nivel técnico, el INEGI reportó que el índice que mide los precios de frutas y verduras tuvo un aumento del 2.80% en el mes, mientras que los productos pecuarios subieron 3.48%, el alza mensual más fuerte en ese rubro desde 2012. Es decir, los alimentos básicos siguen siendo los que más presionan el gasto de los hogares.
Aunque el encarecimiento generalizado se siente en lo cotidiano, algunos servicios y productos sí bajaron de precio. En mayo, por ejemplo, se aplicaron descuentos en las tarifas eléctricas debido al programa de temporada cálida, lo que permitió una caída significativa en el recibo de luz. También se reportó una baja en el precio del limón, del transporte aéreo y del huevo. Sin embargo, estas reducciones no alcanzaron para compensar los aumentos generalizados en el resto de la canasta.