Morena pisó el acelerador en el Plan “B” de la Reforma Electoral. Dos comisiones del Senado avalaron el dictamen y dejaron fuera la “cláusula de la vida eterna” con la que se aceptaba la transferencia de votos en partidos por coalición, pero el resto del plan se mantiene. El desmantelamiento del INE ordenado desde Palacio Nacional sigue en marcha, lo que significa que estamos a nada de estrellarnos en el pasado. Treinta años de avances democráticos tirados a la basura y todo para complacer a un único gran elector: el Presidente López Obrador. Déjeme plantearlo así: Imagine que usted llega un día a votar, pero las casillas abren muy tarde y los funcionarios actúan con varias torpezas que podrían tener serias implicaciones, llega el cierre de la jornada, pero los paquetes con los votos se tardan en llegar a donde los cuentan. Entonces el programa de Resultados Electorales Preliminares comienza a avanzar muy lento, lo que provoca que voces de todos los partidos comiencen a pensar en que algo muy malo sucede. Usted ve las noticias y quizá comience a pensar en que alguien está metiendo mano y el sabor de boca que le queda es que efectivamente usted no puede confiar en el INE, y en el peor de los casos vemos desatarse una crisis de gobernabilidad. Bueno, pues este escenario que le acabo de dar está más cerca de lo que imagina. A LA BASURA LA DEMOCRACIA, GRACIAS LEGISLADOR@S | EDITORIAL DE ADELA MICHA.
