Cinco veces culpable. Genaro García Luna, el artífice de una guerra que hoy por hoy sigue dejando víctimas, escuchó su veredicto, culpable, dijo el juez Brian Cogan, Culpable de todos los cargos en su contra. En silencio, García Luna se fue de la sala, esta vez no lanzó un “te amo” a su esposa ni a sus hijos presentes en la Corte. Regresó a su celda, pero ahora con la sospecha de que quizá el resto de su existencia sea así en una cárcel. Pero ese no es el fin de la historia, el veredicto de ayer tiene tres flancos que vale la pena reflexionar: La relación bilateral, el gobierno actual y la concepción misma de lo que es México.
El caso García Luna es una muestra de que nadie, ni el agente más condecorado, está exento de ser investigado y siembra entonces un espina de duda para que tanto del lado mexicano, como del estadounidense, los agentes se miren con desconfianza. El segundo flanco de análisis es el uso político de este caso. Si de por sí el presidente López Obrador tiene como némesis a Felipe Calderón por la elección del 2006. La cabeza de Genaro García Luna será usada como estandarte por la 4-T para mostrar todo lo podrido que representaba el pasado. De ahí emana el tercer flanco de análisis. Tuvimos que esperar a que un gobierno extranjero detuviera y enjuiciara a un alto funcionario para entonces alcanzar a ver un poco de la maquinaria mortal que representa el Estado mexicano, porque aquí, con todo y “transformación”, es impensable ver a un alto funcionario federal enjuiciado por narcotráfico. GENARO GARCÍA LUNA: CINCO VECES CULPABLE | EDITORIAL ADELA MICHA.
