Ni todo el camuflaje que viste el general Luis Crescencio Sandoval puede disimular que en su administración hay algo que no huele bien… El titular de la Secretaría de la Defensa Nacional compró un enorme departamento en una de las zonas más exclusivas del Valle de México… Y fue una ganga, porque pagó sólo la tercera parte de lo que vale… Esto no es casualidad, pues se lo vendió una accionista cuya empresa es proveedora de la Sedena… Ante esto, el General ha guardado silencio… Igual que con las filtraciones de Guacamaya Leaks, sus viajes de lujo al extranjero, las acusaciones de espionaje a activistas y periodistas… Y muchos escándalos más… La comodidad del silencio ratifica el inmenso poder que tiene… Si analizamos el gobierno de López Obrador como un organismo vivo, podríamos decir que tiene dos pulmones… Uno es la Secretaría del Bienestar, que controla todos los programas sociales… Y el otro es la Sedena, sin duda, la cartera más poderosa del sexenio… Tienen millones y millones en recursos, se encargan de los megaproyectos del Presidente, de la seguridad del país y de decenas de tareas más que antes estaban en manos de civiles…. Sin embargo, a medida que avanza el sexenio su diagnóstico empeora… Diríamos que ese pulmón tiene fibrosis… O sea, el tejido se está dañando y produce cicatrices… Las más evidentes vienen del mismo general Sandoval… Después del Presidente, el hombre más poderoso de México…