Durante un vuelo en el que regresaba a Roma de Eslovaquia, el pontífice realizó las declaraciones, detallando que en libros de embriología señalan que a las tres semanas de concepción todos los órganos se encuentran en su lugar, por lo que desde su percepción ya es una vida humana que “tiene que ser respetada”.
¿Es justo asesinar una vida humana para resolver un problema? (…) ¿es justo contratar a un sicario para resolver un problema?”.
Señaló que es por esto que la iglesia resulta ser tan dura con el tema ya que si lo acepta “es como aceptar el homicidio cotidiano”.
