Desde la Mañanera se anunció… Jaque mate al Rey… Del cobre… Al presidente López Obrador le bastaron doce días para hacer que Germán Larrea, el segundo hombre más rico de México, le entregara la concesión de 127 kilómetros de vía férrea que había ocupado la Marina, se desistiera de una demanda y todavía cobrarle derecho de paso… Todo, sin soltar un solo peso, pero extendiendo el plazo de concesión en otro tramo por ocho años más… A meses de su último Informe de Gobierno, y con cifras históricas en homicidios dolosos que superan con creces a sus antecesores, el Presidente sabe que en sus megaproyectos se juega su legado… Y ha hecho patente la marca de la casa… O más bien dicho, de Palacio… Jugar rudo hasta conseguir lo que quiere… Porque ante el poder del Estado, no hay empresario que resista, ni siquiera, un gigante como Germán Larrea… Durante meses, el gobierno había estado negociando tres tramos de vía férrea concesionados a Grupo México… Los quería para facilitar el corredor transístmico, una obra que de concretarse cambiaría toda la configuración económica del sureste mexicano… Pero el tiempo se agotaba y de un día para otro el Presidente tomó el asunto en sus manos… Mandó a la Marina a tomar 127 kilómetros de vía y obligó al llamado “Rey del cobre” a sentarse a la mesa… Hace algunos días había trascendido que Grupo México había pactado la entrega de esa vía a cambio de una indemnización de unos 9 mil 500 millones de pesos… Pero luego en su mañanera el Presidente lo negó… Y lo dijo claro… El gobierno no les daría ni un centavo… Lo cumplió… Ayer, doce días después de la toma realizada por la Marina, llegó el anuncio del acuerdo con Grupo México…